
Ballico no solo sobresalía por esa enorme capacidad de esfuerzo, sino también por el monumental apetito que tenía, recordado aquí por don aldemar en dos anécdotas diferentes.
Don Aldemar recorrió el país cuando las carreteras eran bien malas y los camiones eran poco confortables. Con ese camioncito conoció la costa, Bogotá, Medellín, y para su infortunio también conoció una modalidad de robo en la niebla que parece mentira.
Este es el recuerdo en la versión de Mario
Y este es el recuerdo en la versión de Don Aldemar